insinuación del arco iris...

viernes, 30 de enero de 2009

El grito








Cuadro: "El grito" de Eduard Munch

Sentí el viento
Traé el mar de mi sangre
y la noche perdida

Sentílo!
Canta con las hojas de mi jardín
En los caireles sin tiempo
En mis manos

El viento me llama
Sé que me está buscando
Se desliza en mis oídos
Sigiloso entreabre mis labios

Quiere abrir el hueco del miedo
Me invita
Desespera en mi lengua
Quieta en la arena de viejas huellas sin pasos

Sentílo!
No se detiene
Me provoca
Siento el serpenteo de su llamado
Se arremolina
No me deja huir
No puedo sacarlo

Sentílo!
Danza
Grácil y amoroso
me acuna robusto
Me dejo ir
Lento
Un pequeño sonido
Un devaneo en mis secas cuerdas

Se lleva los recuerdos
Pequeños soplos tímidos
Inmensa su dicha entre mis dientes
Encrespa el agua
Vuelto ola humedece cavidades
Y allí
En la grieta
Se yergue
Empuja
Gira y gira

Sentílo!
Lleva los viejos nombres
Arrasta los espacios muertos
Me seduce incesante
Ensayo y callo
Intento
Voy
Quiere salir
Pajarillo asustado de tantas tormentas
Huracanando las letras
florece majestuoso
dándome vida en sus alas
el único sonido
el más guardado
el grito secreto del antiguo dolor

domingo, 25 de enero de 2009

El Silencio

Desde los primeros años resonaba en mí el valor del silencio
El silencio oportuno.
El de los secretos.
El cuidador del sueño de los niños.
El de escuchar a otros.
El de oír las melodías en el alma.


El silencio.

Recién comenzado 1980 estaba en Santiago de Chile,

en un local del Arzobispado,
Mis padres recorrían y yo también.
Elegí unas postales

Recordé siempre una que decía:
Habla cuando tus palabras sean tan dulces como el silencio
Se lo mostré a mi padre, aleccionándolo, me devolvió la mirada con una sonrisa que decía: “Ojalá lo hagas!”
Mi padre, ese hombre de voz muy grave y monólogos que parecían eternos,
Centro de la escena en casi todas las reuniones, a veces por carisma,

muchas otras por el cansancio de los demás y la imposibilidad de dialogar,
de entrar una palabra en ese discurso para sí mismo en el otro,
el otro como cuenco de sonidos,
sin intercambio, sin percepción de tedio o necesidad, sin encuentro.


Hoy viene el silencio a visitarme, aprendí a ser su amiga,
Lo escucho en cada nacimiento,
en las muchísimas horas sin tiempo donde hablan gemidos,
respiraciones, caricias;
allí terminé de conocerlo y amarlo.

El maravilloso sonido del silencio sin palabras,
sin ese ruido de la mente,
ese torbellino del ego que no cesa.

El silencio.

Camino hacia el lugar donde no hagan falta las palabras.
Al lugar de las miradas y la telepatía.
Al sitio de corazones despiertos y caricias.
Espero aprender.
Ansío honrar esa ceremonia.

La majestuosa estancia del más puro silencio.

jueves, 15 de enero de 2009

¿Te acordás?


¿Te acordás del viento en las arenas de nuestros ojos limpios?
¿Te acordás de la noche dando tumbos en las tejas?
¿De la música en tus dedos?
¿De la pintura y las risas?

¿Te acordás de los nombres y las bromas?
¿Te acordás del tiempo fácil de las tardes?
¿De la bici y el alto?
¿De las baldosas flojas y los sueños?

¿Te acordás cuántas piedras y saltos y montañas?
¿De los médanos sin piel y el caracol herido?
¿Te acordás de tus goles y mis gritos?
¿De las piruetas y mis giros?
¿De mis miedos y tus manos?

¿Te acordás los acordes?
¿los sonidos?
Ese pasado tiene una silueta recortada,
un sigilo de estrellas,
una pequeña confianza.

¿Te acordás de esa tarde?
¿Te acordás que nos fuimos?

Y el tiempo vuelve siempre a esta hora,
en que tus pasos suenan en mi puerta,
los niños reunidos se bienvienen, festejan.

El futuro tiene su nombre en este patio y el día,
en uvas y galletas,
en colibríes mágicos.

Mujer Roja



Ser Mujer
viajar en los ciclos de la luna
día tras día
sumergirnos
resurgir
flotar

abrazar el amor
aferrarnos al miedo
sollozar las penas
gritar el dolor por ser reconocidas enteras
en la belleza de nuestra roja cólera
desnudas de ataduras
vibrantes
llenas de risa de galaxias.


¿Sabés de qué color es mi noche?
¿Adónde viajo cuando sangro?
¿O cuándo mis pezones como sables apuntan al cielo en la hora exacta del intangible milagro?
¿Adivinaste el aroma nacarado de mi secreto que danza libre si hay amor?
¿Conocés mis temblores si me dejo ir hasta perderme entre los elementos?
¿Qué me dice el viento cabalgando mis cabellos en la tibieza de la estación que se avecina?
¿El agua dibujando mi mejor costado de alga y nenúfar?
Soy el fuego, el sagrado aliento que lo yergue infatigable como mi latido…
Soy cada brote que estalla
Cada silbido y el rocío…
Si pudieras perderte en mi mirada / si pudiera perderme...
Si te animarás al abismo de mis brazos / si me animara...
Estallaría la luz que tu ( mí ) alma reconocería aliviada
El perfume de los pasos en el único amanecer
Tus manos
pájaros violetas
El corazón herido de diamantes.

domingo, 11 de enero de 2009

Brujerías...








A veces me canso de ser bruja,
a veces sólo quisiera caminar a tientas algunos senderos...

Hace un instante y hace siglos
tomaba mi baño de luna,

estaba ahí en ese verde y fresco lugar donde mis pies
siempre descansan,
ese lugar donde vuelvo para recordarme.
Estaba ahí, acompañada, por mis eternos y fieles seres,
nombrados amigos y amigas,
de la mano,
sintiendo el aire excitante de la noche,
el sonido de cada vibrante estrella.
Reunión mágica... sin tiempo ni espera.
Sin cita.
Unica y permanente.
Estiré mis brazos, la piel erizada, limpia del día,
la música buscando el momento,
la respiración acompasándose,
imágenes volando la distancia de cada verdad.
Algunos faltaron esta noche, otras ya no están para pisar la tierra.
Aunque no quiera siempre lo supe.
Lo de esta noche.
Quienes.
A veces la confusión o el miedo.
Las circunstancias.
Recordé al poeta que nos nombraba "raros".
Me recordé parte de un mundo mágico.
Me reconocí tremendamente mujer una vez más.
Y ahí supe, que quizás no entendiste.
La luna reúne un destino.
La noche habla fragancias discurriendo en los dedos, en cada brote,
en tu vacío.
Te esperamos.
Y el instante se cerró.
Volamos, volé, liviana y sutil a reunirme nueva.
Vi pasar los rostros en cada giro.
Me despedía.
En esa mañana de invierno llena de viento y tostadas de cuidada ternura.
En la tarde de furioso amor donde lloré todo lo que no podía amar.
En el verano de la libertad eligiendo bosque.
Y cada vez supe.
Agradecí.
Entre sonrisas, a veces, brillantes de lágrimas.
Esta noche.
La luna.
Dama única seduciendo mi sueño,
sigo creyendo,
en mis ojos cuando te buscan el alma,
en mis manos llenas de sed y de agua,
en mi piel que no duerme y baila,
en mi sabia savia,
en mi matriz dadora de universo que ríe bella y salvaje cuando late,
en mi risa colmada de cascadas,
en mi tímida y furiosa manera de no rendirme,
en mi hija hermosa flor del cosmos cada vez que me mira,
en mi hijo y sus abrazos pequeñamente grandes,
en mis pies que no se cansan de danzar sus sueños más secretos,
en vos que miraste esta Luna que te veía mientras yo te esperaba.