Ventana secreta.
Ella mira el jardín de los sueños nocturnos,
los de rocío fresco,
húmedo.
El jardín violeta de todos los deseos
Esa ventana.
Tiene postigo y trabas
una doble cortina que la esconde de las miradas del día.
A la hora del crepúsculo,
algún alma valiente de aburrimiento,
se acerca
tienta suerte.
Intenta descorrer la pesada tela del destino.
Es en vano.
No alcanza el gris de las horas brumosas,
mucho menos las gotas de tedio en cada sien,
ni las manos frías.
Esa ventana espera.
Dispuesta
en la eternidad de los relámpagos.
Tiene la transparencia de los calendarios,
escritos con el polen más fino.
Esa ventana.
En la hora exacta de todas las sospechas,
te espera.
Ella siente el roce de tus dedos.
Se crispa en el sonido de las telas abriéndose.
Ella sabe.
Tu corazón embravecido dispuso el momento,
despejó los viejos temores,
y ahora,
en el instante en que cabe una plegaria,
girás la llave,
empujás las hojas al vacío,
entreabrís los postigos.
Tal vez te quedés ciego.
Breves destellos anuncian tus pasos.
No dudás,
desplegás un recuerdo de alas,
inspirás
ese aroma te embriaga.
En cada pequeño resquicio de tu piel
está el recuerdo
la seña
la cita que dejaste escrita
aquella tarde en que no tenías edad.
lunes, 9 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
ay, Cybeles!....me has dejado como casi siempre con tus letras, casi sin respirar.
ResponderEliminary, amiga, parece mi espejo esa ventana!
gracias, chica!
Perdona, mi ordenador se ha vuelto un poco loco, como trataba de decir el texto me ha resultado embriagador, casi se puede sentir el calor de ese ávido instante de transfiguración. Me quedo "aquella tarde en la que no tenías edad" y "la hora exacta de todas las sospechas", casi parecen títulos de unas obras que darían mucho que dejar herido ¿no?
ResponderEliminarTienes una especial capacidad de dejar saborear la acción, el momento con esos versos cortos (a veces de una palabra) todo transcurre desde la ventana del visitante y el sol derrite sus gafas negras, me quedo por aquí cerca ok?