Ellos hablaban de las tardes de azahares
y las tormentas rotas
Mi mirada perdida
soplaba fuego entre las hojas
¡Y todo se secó!
Está detenido
no encuentro el cristal
Tu centro se corrió hacia
el lado del abismo
Las alabanzas, esos pétalos sin hogar,
siguen buscándote
Quise corromperte, trajé la noche más azul,
Esa, la que gemía en tus ojos,
La que te hablaba de presagios
cuando aún no creías
Yo era la invitada
¿te acordás?
La que juntaba lirios en el momento exacto
Ese que contagiaba tu piel y te colmaba
La que bebía el néctar de tus sienes
hasta embriagarte
Mi mirada perdida
Tu mano quieta
Siento el galope del viento
La nuca crispada de tu aliento
Una a una,
brotan,
se yerguen,
las gotas de este corazón
Esa imagen violeta que atraviesa el instante
Afuera suena tu recuerdo
En cada automóvil que se detiene
En los cascos antiguos que enlentecen su ritmo
Estás ahí
Te espero
Sigo siendo la espiga incólume
entre tanta tormenta
¿de verdad te fuiste?
¿en el brillo de qué pupilas tendré
que latir hasta encontrarte?
Mi mirada perdida
Tu mano quieta
El tiempo que pulsa, hálito tras hálito,
Las agujas muertas
Estás ahí
Te espero
En cada tenue crepúsculo
Con la primera estrella
Sigo siendo tu invitada
La dama que sueña en tu abrazo
Conquistar el otro lado del misterio